25 julio 2012

SÁBADO...


Sábado.

Pearl Jam al palo y un chabon intentando ensuciar su voz como si la letra no importara, como si lo que se dice no mereciera ser gritado. “Do the evolution” dijo y no entendía siquiera lo que decía. Lolo trajo una birra, una Quilmes heladísima y me presento a uno del monton, que hacia las veces de fotógrafo, que hacia las veces de periodista y que trabajaba con él. Un estereotipado flaco enamorado del rock. No me puso a prueba y con un “que buen tema, loco” me infiltre como Facundo Pastor intentando que nadie advirtiera que el pop sencillamente me daba igual, casi lo mismo. 

 
Un pendejo se acerco, y me dijo que estaba bueno verse fuera de la oficina – trabaja en una aseguradora-. Me sentí un puto número, un adulto.

Advertí dos fichines. Uno, el Street Fighter. Lolo me dijo que no entendia como recordaba todas las tomas. Solo dije “es el Street Fighter salame”. Nunca le señale, sin embargo, que se trataba del Hyper Fighting y que el Hat Trick Hero, una joyita futbolera del ´93, era lo que resplandecía  a nuestra derecha.

03.00. Nueva banda, nuevos covers. Attaque sonaba y verdaderamente no lo hacia tan mal. Espere paciente algo de “El cielo puede esperar” pero nunca llego. La banda caia bien y por eso lanzaba numerosos regalos al aire o lanzaba numerosos regalos y por eso caia bien.  El subsuelo se lleno. Mucha mina, mucho delineador y demasiada palidez: un film de Burton. Gracias Tim.

Lolo insistio con subir. Necesitaba respirar, prender un faso y así respirar. Se acerco al balcón y yo hice lo mismo respecto al baño. Opte por ir al de las burtonianas, pensando que quizás existiese la leve posibilidad de que no estuviera lleno o tan. No había ninguna y orine con gusto el contorno total de la tabla. Uno de estos inflados me saco. Alguien saco la verga en medio del pasillo y meo la puerta de ingreso del baño de hombres. Viloni me soltó y prefirió llevarse al que demostraba una rebeldía superior a la mia. Envidie al flaco y pense en el sin número de veces que debí mear puertas, ventanas, materias, cajeros, amigos y oportunidades.

Lolo estaba en la barra con cara complaciente e intentando – falsamente – pagar una birra que vino de arriba. Durante dos minutos mantuvo la misma face de “pero por favor, no hacia falta”.  Y sí lo hacia.

04.00. El alcohol es increíble. Alguien debería escribir acerca del poco difundido efecto curativo que encierra. Lolo escucha fuerte y claro como pregona la publicidad del orto esa. A mi, a su vez, me brinda la facultad de ser no claro pero si menos engorroso, algo que persegui y persigo constantemente. En ese momento podría haber hablado de cualquier cosa. Pero hable del Rey León, de Hakuna Matata y de tatuajes. Me dijo: “nada que ver, no es de puto y esta bueno”. Pense: esta debería ser la última.

04.30. Me percate de la presencia de un numeroso contingente de MILFS. Pensaba en la edad y en eso de que si aun con 30 a cuestas podía permitirme llamarlas así. Me interrumpió Lolo que estaba a grito limpio (como diría mi grandma). El inflado o descerebrado o puto; o inflado descerebrado y puto lo increpaba, esta vez no por un meo sino por un pucho. El intríngulis era territorial, y mi friend reclamaba su derecho a fumarse un caño básicamente donde se le cantara el orto.

´30 segundos más tarde, grosito tenia la pilcha en la mano y Lolo bueno…Lolo tenia todo su ingenio e inventivo fomentado por el alcohol. Así esbozo un “te pensas que por que tenes dos o tres musculitos más que yo”. El alcohol curara muchas cosas…menos la vista.

 "THIS LAND IS MINE; THIS LAND IS FREE, I´LL DO WHAT I WANT BUT IRRESPONSIBLY. IT´S EVOLUTION, BABY".



05.50. Desperté lejos de casa. “Yo me fui caminando por ahí, la ciudad se duerme y yo me desespero”

Domingo.




06 enero 2012

Lo viejo y lo nuevo…dos conceptos en constante pugna - Las tétradas en el Far West:

“Descubrimos que todo lo que el hombre hace, cada procedimiento, cada estilo, cada artefacto, cada poema, canción, pintura, aparato, herramienta, teoría, tecnología – cada producto del esfuerzo humano – manifestaba las mismas cuatro dimensiones.”
Si delante de mí se encontrara una corte y no el monitor de la PC no encontraría mejor alegato que este fragmento para justificar la elección del tema. Puesto que “todos los artefactos del hombre son extensiones del cuerpo humano o de la mente” Mc Luhan nos ofrece la total libertad de aplicar estas tétradas a cualquier rincón que la imaginación nos permita. En mi particularmente, lo que proporciona es el lujo de desarrollar una pequeña visión del genero cinematográfico denominado Western (o mas específicamente “esas de vaqueros”).

Como el genero en si mismo es imposible de acaparar (menos aun en esta pequeña nota) la premisa será enfocarnos en uno de los films mas significativos del genero.

Sin embargo, y antes de evidenciar la incógnita, es preciso deslindar algunos aspectos propios de la categoría en sí.
Los Western manifiestan un concepto de historia que tiene como basamento a otro concepto que es el de progreso. Es esta oposición que veíamos en el título entre lo nuevo y lo viejo. Hace tiempo leí (no recuerdo específicamente donde) que los western funcionaban de manera semejante a como lo hacían las ideas de sarmiento. Así como para este la civilización era posible solo con la desaparición de la barbarie, para el western lo viejo debía perecer para posibilitar la llegada de un nuevo orden.
De esta manera podemos esgrimir las primeras dos grandes leyes que, según el autor, vienen casi de la mano. Lo que se intensifica o extiende es el progreso y lo que caduca en consecuencia es el propio pasado.
A la Hora señalada (High Noon) o la evolución del Western.
Gary Cooper interpreta majestuosamente a Will Kane, un Sheriff recientemente casado y próximo a retirarse de su actividad. Momentos previos a su partida del pueblo, se propaga la noticia del arribo en el tren de las 12 de Frank Millar (Ian Mac Donalds) un criminal encarcelado hace 5 años por Kane y que regresa con ansias de perpetrar su venganza. El Sheriff decide enfrentarse nuevamente a el a pesar de la insistencia del pueblo de que huya y los deje. La historia básicamente es esa, no obstante lo saliente del film radica en la desesperada insistencia con la que Kane intenta recluir quien pueda ayudarlo. La respuesta que recibe, del mismo pueblo al cual libero, es una constante y cobarde negativa.

Mas allá del sin fin de atributos con los que cuenta el film, lo que verdaderamente llamo mi atención es el excelente uso que hace del concepto del tiempo. Este adquiere a lo largo de los casi 85 minutos de metraje mas protagonismo que el mismísimo Gary Cooper y Grace Kelly. Casi como si se tratase de un capitulo de la serie 24, los minutos transcurren en tiempo real y las reiteradas tomas hacia los relojes repercuten en que cada espectador se identifique con lo que se avecina: Kane en total soledad enfrentando a los matones.















Extiende, plantea y muta hacia un nuevo genero que pone al suspenso como principal soporte y relega a un segundo plano la presencia de la acción.
Lo certero del film de Zinnemann consiste en tratar al western como un género que tiene una imperiosa necesidad de contenido. Es una historia que bien podría desarrollarse en otros géneros. Aquí el oeste es lo de menos.
Caduca la figura del héroe tradicional, presentando un protagonista muy humano que se opone drásticamente al denominador común de las películas del oeste. Esta nueva imagen revela mediante su tono de voz, su sudor, su postura y su palidez que tiene miedo y este mismo miedo es el que lo insita a humillarse al punto de implorar por ayuda.
Recupera La identificación del público con el protagonista. Kane es uno más y no representa al John Wayne intachable, justiciero y alejado de todo. Sin embargo no es un cobarde, solo representa a un hombre común y corriente que teme a la muerte.
Invierte En este punto me voy a permitir recaer en la descripción de dos aspectos. El primero mucho mas relacionado a los vaivenes del genero y el segundo íntimamente ligado a una impresión. (es probable que en este ultimo me confunda, pero no es del todo errado hacerle caso a los impulsos de vez en cuando).
Vayamos entonces con el primero. El género invierte en una inmensa subclase que encontró su apogeo en la década del 60 y que no es otra que la del Spaghetti western. El término, acuñado a modo de burla por los críticos, tomaba de su par americano los elementos básicos pero los reconstruía con originalidad destacando lo que hasta entonces Hollywood solo sugería. Escapaba de los grandes estereotipos del justiciero bueno y la marcada figura malvada.
El segundo aspecto proviene de esta exaltación del antihéroe que mencionábamos. Por contraposición presenta la facultad de recordarnos que parte de la existencia humana esta dada por los errores. La película difunde de una manera poco sutil las peores miserias humanas. Expone un mensaje pesimista que denota como la misma condición humana es propensa a adquirir actitudes egoístas y malvadas. La propia naturaleza de los seres mortales es la inversión.
En definitiva High Noon es una obra inmejorable, pequeña en cuestiones netamente económicas pero colosal y llena de aspiraciones en torno a lo que quiere contar.


Bibliografía

  • Eric y Marshall Mcluhan. Leyes de los medios.
Links
  • http://es.wikipedia.org/wiki/Western
  • http://www.imdb.com/name/nm0000011/
  • http://www.youtube.com/watch?v=SkNu4-sSglY
  • http://www.imdb.com/name/nm0000078

18 diciembre 2011

Prostituyendo el vicio (una historia de fichines)

Billy en realidad respondía al nombre de Nico y entre el sin fin de calificativos que lo definían ante todo era mi amigo. Un gran amigo, quizás el menos avispado de los que tenia.
Su apodo no era un mero capricho pues estaba literalmente obsesionado desde fines de los ochenta con un fichin denominado Double Dragón, que descubrimos, jaimito en mano, en un ignoto local cercano a las cuatro plazas denominado Hollywood. La vida de ambos, y en líneas generales de todo niño oriundo de Barrio Belgrano, básicamente pasaba por ver quien conseguía ser el protagonista del juego y esquivar así al, afeminado y menos agraciado, player 2. Lógicamente la suerte ya desde temprana edad me era esquiva, y así fui durante varios años el “infante Jimmy Lee”.
Tal era la fascinación que Billy sentía por el game que la mitad del día recitaba un onomatopéyico "tapish" y ensartaba algún que otro codazo característico del personaje a quien se le pusiera delante.
Hoy, varios años después, las cosas no cambiaron mucho. Y si bien sus métodos ya no responden al Billy propio del juego, sí lo hacen respecto al Nico de cachiporra, gorra y mirada perdida al servicio de la policía de Santa Fé.
Los términos pausa y reflexión rara vez formaron parte de su repertorio. Sin embargo y lejos de constituirse en una falencia, esto le permitió ser un tipo sincero, un tipo que no cuenta aquellas que cree son sus verdades, sino que las escupe. Así lo hizo esa tarde casi primaveral.
- ¿Sabes por donde pase?
- Por la panadería gordo.
- Aparte boludo. Me pase por el Sacoa del Village.
- Jódeme que te afanaron…
- La infancia me afanaron. ¿Sabias que esos hijos de puta siguen con la tarjetita del orto?
- Gordo superalo…hace 10 años que jodes con lo mismo. Es idéntica mierda.
- A ver si entendes, la maquinita te pide fichas en un claro INSERT COIN, pasarle una tarjeta es ir en contra de la naturaleza misma del aparato.
- Che “rebelión de las maquinas” y si ¿te compramos unos cospeles?
- Seguro boludo… ¿vos que escribís?
- Agarra el bolso y te cuento.
Please Insert Coin
La Rosario de los 90 trajo consigo más allá del auge de video clubes y parripollos el boom de Salas recreativas, un boom tan increíble como aquel que instauraba que a los rosarinos les interesaba el paddle.
Para la gran mayoría, entre la que me incluyo, los mismos no eran salas recreativas, sino colosos llenos de fichines. Los menos y mayor instruidos, los llamaban “Arcades”. El término por supuesto no nace aquí sino en el país cuna del Big Mac y tiene un origen si se quiere arquitectónico. Lo que en Argentina llamaríamos coquetas galerías, allá eran “Shopping arcade”. De allí tomaron su denominación en una más que clara alusión a la construcción de las mismas que se exponían en forma de bóvedas o “arcadas”.
Estos cosos grandes si bien acarrean más de 40 años de historia sobre sus espaldas, alcanzan relativa importancia a partir de 1978. Space invaders iniciaría la llamada golden age caracterizada por el advenimiento de increíbles mejoras gráficas y sonoras.
Hay quien afirma que Toshihiro Nishikado (creador del juego) se inspiro en la “guerra de los mundos” para crear al matamarcianos por excelencia.
Además introdujo la “pica” o competencia entre jugadores al implementar un sistema basado en puntos que se veía reflejado en un gigante marcador con las iniciales del jugador que al compás de chiva, chiva defenestraba a sus pares.
El fin de esta era se sitúa en el año 1984 con la llegada del juego Paperboy – un canillita pasado de vueltas- que coincide con la utilización de procesadores de 16 bits mucho más potentes. Esos cinco años forjaron la historia ofreciendo títulos como Asteroids, Galaxian, Pacman y Donkey Kong.
Rosario brindo montones de estos salones, conglomerando una cantidad infinita de muchachotes con tiempo y dinero suficiente para pasar mañanas y tardes enteras. Así las chupinas estaban a la orden del día y con ellas la más que fiable posibilidad de quedarnos libres.
¿Qué fue de esos lugares y de ese tiempo en el que ni por casualidad veíamos un culo o una teta?
Ni idea, pero tenia todas las intenciones de averiguarlo.
Mission 1:
La odisea no me encontró solo. Allí estábamos Billy y yo como en el mejor Beat´em up aunando nuestras fuerzas “like the old times”. Esta no se trataba de una búsqueda más. No eran dos pibes caprichosos en busca de unos simples juegos. Tenía la latente sospecha de era algo más que eso.
Hurgábamos nuestro pasado intentando hallar quien sabe que cosa. Evidentemente algo perdido allá en los noventa, algo que se nos pianto al mismo tiempo que lo hacia nuestra infancia. Quizás no buscábamos otra cosa que volver el tiempo atrás, un cierto resto de inocencia o la posibilidad de tener aspiraciones y sueños nuevamente.
Acaso no buscábamos ni drogas ni descontrol…pero sí fichines y Rock and roll. Quien sabe, lo cierto es que sea lo que sea…nadie puede afirmar que fuera poco.
Los barrios ya nada tenían que ofrecer. Barrio Belgrano, como mencionamos había sufrido hace tiempo el cierre del gigante “Hollywood” y por intuición estimamos que el resto había corrido la misma suerte. Más si tenemos en cuenta que en los barrios nunca hay una moneda y sin monedas por ende no hay fichin que resista.
El centro por antonomasia fue sinónimo del vicio, por lo menos de este, y como gobierno de turno como primera y única medida nos fuimos directo para allá.
Mission 2:
Los cuatro pesos en monedas depositados en el 153 posibilitaron anclarnos en Pellegrini y dar con las primeras malas noticias de la tarde-noche.
El “Avenida” ubicado entre las calles Sarmiento y San Martín no ofrecía siquiera sus ruinas puesto que en su lugar la opción de una grande de Muzarella resplandecía. Hermosísimo sitio venerado por nosotros y por tantos otros. Recuerdo el sobrio pool que ofrecía y la presencia del Striker 1945 (un grosísimo Shoot´em up del año ´96).
Proseguimos el camino prácticamente sin hablarnos. El silencio bastaba y denotaba que el “adiós” seria “la” constante de las próximas horas. Así despedimos a “Rumores” (no el de Monti y Roccasalvo), que persistió unos años más en Mitre y 9 de Julio y que hoy presenta un improvisado taller mecánico.
Los mostros también habían muerto. Sencillamente dejamos de prestarle atención y cayeron como en aquel, también noventoso, episodio de los Simpson.
En Sarmiento entre San Juan y San Luis estaba el primer “American”, actualmente una casa de electrodomésticos y no de las más baratas. En San Martín casi esquina Rioja y de manera imponente se erigía un “Broadway” que años después muto dueño y nombre al “American” que todos conocimos. Hasta hace solo unos años permanecía el inmenso local brindando un segundo piso plagado de clásicos y un cartel atípico e irrisorio para el nuevo milenio: 1 ficha: 2 créditos.
Finalmente despedimos a Las Vegas ubicado en las calles Sarmiento entre Córdoba y Santa Fe. El mismo permite con su fachada realizar el mejor análisis de la situación: el rubro murió y del mismo solo persisten las rebajas. Allí y a través de persianas bajas se ofrece un cachito de historia y congoja a 400 o 500 pesos. Seguramente el precio de nuestra niñez.
Last Mission: Bowling 10
Billy bruscamente giro su cabeza gritando cuál si de un navegante se tratase: - ¡mira el Bowl 10! - podría haber gritado tierra, tierra…prácticamente eran la misma cosa.
Bowling 10 se emplaza desde hace años sobre la peatonal Córdoba y es desde la misma cantidad de tiempo el referente insoslayable de los fichines en la ciudad de Rosario.
Ahí presente y resistente a los avances de la tecnología, de las cambios de vida y de la muerte mundial de los Arcades, el Bowl pregona una asistencia perfecta.
Ingrese buscando lo que Berugo Carambula resumió en un conciso Alcoyana-Alcoyana: Coincidencias.
Ahí me esperaban la misma caja, las mismas caras. Dudo que en algún momento estas cambien, pues han conseguido lo que nosotros añoramos cada vez que recordamos al Cablin: esquivaron la adultez y para ello resignaron cosas tan importantes como conocerle la cara a dios. Unos auténticos valientes.
Un fugaz vistazo pone de manifiesto aquellas cosas que resulta imposibles pasar por alto. Desde el vamos un inmenso cartel nos invita a festejar nuestro cumple ahí. Y hacia la derecha, una recién estrenada heladería nos espera donde años antes (quizás nadie lo recuerde) se ubicaban computadoras en pleno auge de los cibers en la ciudad.
Manotazos de ahogado dirán algunos, una forma de prostituir el vicio pensaran otros. Lo cierto es que el sitio ya no derrochaba la virilidad que lo caracterizaba.
Por excelencia el mismo era un cúmulo insufrible de huevos y nido de púberes desbordados de granos y ganas descomunales de mojarla por primera vez. En fin no era un lugar para cualquiera. Sin embargo cada una de estas acciones evidentemente insistían con conseguir que así lo sea.
Hurgue mis bolsillos y di con un puñado de monedas que serian la envidia de cualquier kioskero. No necesitábamos, y ni siquiera teníamos, billetera la primera vez que concurrimos y no había por que contar con una ahora. El dinero es cosa de adultos y claro esta, intentábamos por todos los medios evitar serlo.
-Dame todo esto de fichas.
Todo esto evidentemente no alcanzaba para mucho, pues solo cinco fichas se presentaron ante mis ojos. Ni más ni menos que un pesito la misma. Billy no consiguió mucho más.
Si la gran mayoría encierra un preciso recuerdo del lugar se asombrara de lo poco que ha mutado la cosa.
Los tubos se funden reproduciendo los mismos juegos de antaño. El King of fighter aun es la vedette del salón y por ello los mejores mueblen lo cobijan. Cada nueva edición del juego estrella de SNK traía consigo una sucesión de numerosos torneos. Así se sucedían el KOF 97,98 y 99.
Más allá y casi sobre el final del pasillo se seguían ubicando aquellos juegos propios del escaso genero femenino. Games como el Tetris y el Puzzle bubble ansiosamente las esperan en arcades cómodos con apoya trastes similares a sus adoradas mesitas de té.
El hombre es, para el local, básicamente un animal y como tal merece cagar de parado como invitan hacerlo sus baños.
Billy no estaba satisfecho e insistía con hallar alguna novedad. Obviamente esta no existía, y posiblemente lo más cercano al concepto se exteriorizaba ocasionalmente con algún sabor experimental proveniente de la heladería. Reí con la idea y opte por completar la sugerencia de “nuevos sabores” con un viejo sueño: el sabor a churro.
De la gran variedad de flippers que tenia el lugar se mantienen solo dos. Uno el Letal Weapon 3 y el otro el Expedientes X. Nunca fui demasiado bueno – incluso el demasiado esta de más – sin embargo los adoraba. Proyecte entonces mi futuro parkinson en ambos cachivaches obteniendo como resultado más de veinte minutos de juego (nada mal), una bola extra y mucha bronca y promesa de aumento de sueldo descargada.
Incansable y atemporal - como la mayoría de los buenos arcades - se presento ante mí el Virtua Tennis de Sega.
No existían ni Federer ni Nadal…pero ahí estaba Tommy Haas. El alemán me permitió alzarme con todos los grands slams del año en poco menos de media hora barriendo con viejas glorias ya retiradas como….
¡TAPISH! - Un fuerte grito me trajo nuevamente a la realidad, un grito calido, conocido y que se repetía hasta el hartazgo.
En uno de los muebles, seguramente el que mejores condiciones presentaba, Nico o Billy nuevamente se mostraba frente a frente con su infancia.
Le recalque que no era lo mismo, que ese Double Dragon que jugaba era producto de una especie de Mame a gran escala. Billy no entendió - ni siquiera sabia que carajo era un mame al igual que la mayoría de ustedes- no volteo, ni mucho menos intento escucharme. Sin embargo sonrió, y eso me basto.
- Están todos acá: el Street Fighter, el Final Fight, el de los Simpson, el de vaqueritos que te gustaba a vos… ¿te acordas? Vos eras Cormano… - expreso casi con lágrimas en los ojos.
Y sí me acordaba. De todos y cada uno de ellos. Extendí mi mano y le alcance las dos fichas que me restaban. Solo me dispuse a mirar pues caí en cuenta que lo había perdido desde el preciso momento en que juntos ingresamos. Ya no tenía idea del tiempo, de las 12 horas laborales que lo esperaban mañana y ni siquiera había encendido un solo pucho.
No volvió a mencionar mi nombre, no obstante al cabo de 15 minutos dijo.
- Jimmy agarra una y colate.
Y así lo hice.


28 noviembre 2011

PIZARRÓN POR PANTALLA

El cine como móvil para entender la omnipotencia de los medios de comunicación

Tuve la posibilidad de conocer a Rodrigo Grande hace cerca de dos años en una avant premier – su avant premier-. Menciono que tuve la oportunidad porque sencillamente preferí no hacerlo. Preferí mirarlo desde lejos, con ese sentimiento propio del temer molestar. Ni siquiera lo conocía por ese entonces…era solo el tipo con el sueño realizado de llevar a la pantalla grande un cuento del “negro”. Sin embargo conocí a su madre. Ella con tajante orgullo se acerco y al oído me susurro:
- ese es mi hijo, el director.
Y allí estaba temeroso como aquel que no sabe como llego a ese lugar. El rosarino presentaba “Cuestión de Principios” su segundo film como realizador, su segundo film basado en un cuento de Fontanarrosa (el primero fue Rosarigasinos en el ’99) y su segundo film con la ciudad de Rosario como protagonista.
La cinta tiene infinita cantidad de problemas que no vienen al caso, sin embargo es inmensamente rica en su sencillez y no deja de plantear a grandes rasgos - como su titulo lo indica -, esta idea instaurada de que los valores son cosas de antaño. Groucho Marx expresó en algún momento “estos son mis principios…pero si no les gustan tengo otros” y el film mucho tiene que ver con eso.
En fin, básicamente necesitaba un disparador y de manera muy caprichosa, más allá del sugerente título que remite a la ética como dilema – y sinceramente la periodística es seguramente la profesión sobre la que más se invoca la Ética-, seleccione la película por su escena inicial. Una charla casual de oficina en la que uno de los empleados analiza un film del que poco entendió y nada recuerda. Habla de una cinta en blanco y negro que termina con un trineo: hablaba de Citizen Kane.
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Citizen Kane (Orson Welles, 1941)
Es un secreto a voces que la cinta estrenada específicamente el 1 de Mayo de 1941 retrata la vida del magnate de los medios americano William Hearst. Fue la opera prima de Orson Welles que pese a contar con una casi nula formación cinematográfica consiguió con Ciudadano Kane construir una de las cintas más importantes e influyentes de la historia del cine.
Welles parecía entender como nadie los alcances de los medios de comunicación. Tres años antes, específicamente el 30 de octubre de 1938, y a través del relato radial de la novela de ciencia ficción “La guerra de los mundos” había conseguido confundir a la población presentando un relato del que nunca se dudo de su veracidad. Este caso emblemático reafirmaba la concepción de la influencia omnipotente de los medios, sostenida, entre otros, por Harold Lasswell.
En la película la figura de Hearst esta representada por “Kane”, un multimillonario que segundos antes de morir menciona la palabra “Rosebud”. Ese es básicamente el punto de partida del film.
La prensa entonces intentara dilucidar el significado de esa palabra aunando a un gran grupo de periodistas, quienes emprenderán la búsqueda entrevistando a muchas de las personas influyentes en su vida.
Charles Kane no ansia ni minas de oro, ni petróleo…solo quiere un periódico. Más tarde el mismo lo explica: “Todo el mundo va a pensar lo que yo les ordene que piensen”. Ya desde al comienzo del film se afirma que Kane fue “un gran forjador de la opinión pública”.
El término «opinión pública» tiene sentidos e implicaciones que suelen escapar a las consideraciones poco reflexivas; los análisis llevados a cabo por autores como Habermas muestran la diversidad de fenómenos aludidos por dicha expresión, así como su estrecha relación con la dinámica del poder y de los procesos políticos, de una manera mucho menos obvia y más compleja de lo que suele pensarse.[1]
Desde comienzos de sus estudios el filósofo alemán centro su investigación en torno al concepto del espacio público y la opinión publica. Así en uno de sus primeros escritos delimito un concepto respecto del otro:
Por espacio público entendemos un ámbito de nuestra vida social, en el que se puede construir algo así como opinión pública. La entrada está fundamentalmente abierta a todos los ciudadanos. En cada conversación en la que los individuos privados se reúnen como público se constituye una porción de espacio público. [...] Los ciudadanos se comportan como público, cuando se reúnen y conciertan libremente, sin presiones y con la garantía de poder manifestar y publicar libremente su opinión, sobre las oportunidades de actuar según intereses generales. En los casos de un público amplio, esta comunicación requiere medios precisos de transferencia e influencia: periódicos y revistas, radio y televisión son hoy tales medios del espacio público.”[2]
Retomando el film, en varios de sus pasajes se habla de la “política de los periódicos”, evidente en la siguiente afirmación de Kane: “Si el titular es grande, la noticia se convierte en sensacional”. De esta manera, el periódico es presentado en el film como uno de los medios de comunicación más influyentes desde comienzos del siglo XX.
Lo que hace temible al periódico no es (por lo menos, no es sólo) la fuerza económica y política que lo dirige. El periódico como medio de condicionamiento de la opinión queda ya definido cuando aparecen las primeras gacetas. Cuando alguien tiene que redactar cada día tantas noticias como permita el espacio disponible, de manera que sean accesibles a una audiencia de gustos, clase social y educación diferentes y en todo el territorio nacional, la libertad del que escribe ha terminado: los contenidos del mensaje no dependerán del autor, sino de las determinaciones técnicas y sociológicas
del medio”[3].
Hearst (1863-1951) culmina su ascenso periodístico con la posesión de 28 periódicos, 18 revistas, cadenas de radio y alguna que otra productora de cine, conformando así el mayor monopolio periodístico de la historia.
En un artículo del Journal de 1898, afirmaba exaltado: «El poder de un periódico es la mayor fuerza dentro de cualquier civilización».
Pese a ser considerada casi de manera unánime como la mejor película de la historia, la misma no fue un éxito de taquilla llegando solo a recuperar la inversión inicial.
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Algunos “cabuleros” sin dudas pensarían que lo mío era una “fija”. Umberto Eco comenzaba su trabajo de Guerrilla Semiológica citando de la siguiente manera a Aristóteles y cuanta razón tenia:
“Si la lección de la historia no parece lo bastante convincente, podemos recurrir a la ayuda de la ficción que, como enseñaba Aristóteles, es mucho más verosímil que la realidad”.
Entonces por que no utilizarla hasta el hartazgo. Si Slajov Zizek, un teórico marxista, puede hacer uso de la figura del inodoro para poner de manifiesto la ideología reinante europea detrás de un tereso como no darme el lujo entonces de utilizar al cine como herramienta de estudio para demostrar la omnipotencia de los medios de comunicación. Si él incluso lo hizo alguna vez.
Sin embargo no era ninguna novedad. David Gilmour, critico de cine canadiense, lo expreso de esa manera e incluso consiguió publicar un libro y ganar no solo reconocimiento en el mundo literario sino lo más importante…un buen fajo de guita. Su libro fue “Cineclub”, una rica historia personal con cierto encanto cercano al de “Alta Fidelidad” de Nick Hornby, que presentaba el esfuerzo de un padre por encaminar nuevamente la vida de su hijo. El trato era mas que sencillo: “vos dejas la escuela pero a cambio compartimos tres películas por semana, y las elijo yo”. El libro recoge esos meses de experiencia y demuestra, al cambiar pizarrón por pantalla, que el cine educa. Tres películas planteo Gilmour…tres.
Solo faltan dos entonces…
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The Truman show (Peter Weir, 1998)
The Truman Show eleva la cuestión de la manipulación mediática al extremo.
Truman Burbank, encarnado por Jim Carrey, es de carne y hueso y sin embargo tiene predeterminada su vida desde el mismo día en que nació. Se ha criado en un gigantesco set cinematográfico, manejado desde el exterior por directivos y productores.
Una clara reminiscencia a aquella alegoría de la Caverna propiciada por Platón.
Así Truman solamente conoce lo que ve, su realidad.
Absolutamente todo lo que haga será transmitido 24 hs al día por televisión, tal como lo soñó Christof (Ed Harris), creador de este emblemático programa.
Sin dudas el film representa en si mismo una riquísima y poderosa metáfora. ¿Acaso no todos somos Truman?, ¿no creemos ser libres y sin embargo somos conducidos, tal como Christof conduce a Truman?
“No somos dueños de nuestras vidas, cada uno de nosotros tiene un Christof que nos guía, nos maneja, nos manipula. Estamos enajenados, no somos los dueños de nuestras conciencias, el poder mediático se ha adueñado de ellas, y también de nuestras acciones. Somos entonces, sujetos sujetados por el poder de los medios[4].”
Umberto Eco da cuenta de la situación en su ensayo titulado “Para una guerrilla semiológica”, afirmando que “hoy un país pertenece a los medios de comunicación”
“Frente al espectro de una red de comunicación que se extiende y abarca el universo entero, cada ciudadano de este mundo se convierte en miembro de un nuevo proletariado.
Puesto que aún cuando los medios de comunicación, en cuanto medios de producción, cambiaran de dueño, la situación de sujeción no variaría. Al limite, es lícito pensar que los medios de comunicación serían medios alienantes aunque pertenecieran a la comunidad.”[5]
Sin embargo Eco habla de una guerrilla, un dejo de esperanza que consiste en una actuación e intervención que debería nacer “no en el sitio de partida del mensaje sino en el lugar al que llega, induciendo a los usuarios a discutirlo, a criticarlo, a no recibirlo pasivamente”.
Esta época -caracterizada por el establecimiento de Internet y la propagación de los teléfonos celulares - acerca las herramientas necesarias para que esta guerrilla surja de manera espontánea, propia del boca a boca y lejos de la manipulación de activistas y grupos de elite.
Una gran diferencia respecto a esos primeros vestigios de resistencia latentes en la temprana década del sesenta. Una primera guerrilla arcaica organizada en torno a bares y cineclubes de barrios.
“Nosotros deberemos ser capaces de imaginar unos sistemas de comunicación complementarios que nos permitan llegar a cada grupo humano en particular, a cada miembro en particular, de la audiencia universal, para discutir el mensaje en su punto de llegada, a la luz de los códigos de llegada, confrontándolos con los códigos de partida.”[6]
El final de la película es cuanto menos conmovedor. Truman se aleja en una pequeña embarcación presentando batalla al miedo que le provoca el agua (uno de los móviles utilizados para impedir que el protagonista escape del lugar) y choca con lo que parece ser un decorado.
Su pequeño mundo tiene límites…y este se descubre con un cartel que anuncia “exit”.
En ese preciso instante Christof se aterroriza y esgrime un discurso que en líneas generales es este:
“Este es mi mundo y en él vivís protegido, no hace falta que te preocupes en pensar, ni en elaborar ideas, ni en ser responsable por nada. Yo te voy a brindar una vida feliz, te voy a decir como ser feliz, que tenes que pensar para ser feliz. Aquí vas a estar seguro, te controlo y te cuido”.
En resumidas cuentas la película pone al descubierto una sociedad que se encuentra en manos de la realidad mediática así como la ambición desmedida de los medios por el beneficio económico.
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Mentiras que matan (Wag the Dog, Barry Levinson, 1997)
Ante todo una salvedad que generalmente se pierde en la traducción. El título original, Wag the dog, es decir “mover al perro” remite a un viejo refrán que se explica en la escena inicial del film. ¿Por qué mueve el perro la cola? Porque el perro es más listo que la cola. Mediante el título se evidencia la idea reinante, es decir dar cuenta de cómo la cola en algunas ocasiones puede mover al perro.
El film se destaca por sobre el resto por perder cierta seriedad y encuadrarse en el ámbito de lo grotesco, un giro más que necesario para el enfoque que se pretende seguir.
Persiste el tema de la omnipotencia mediática y la demostración máxima del poder de los medios esta en crear, claro esta, una guerra.
Aquí, se trata de inventar una contienda para distraer la atención del público norteamericano ante un desliz sexual del Presidente que explota en plena campaña electoral.
El gobernante convocará para ello a Stanley Motss (Dustin Hoffman), un veterano productor de films de Hollywood, para que de forma a un inexistente conflicto bélico con un país escogido al azar (elección propia del desconocimiento que reina sobre el mismo): Albania.
Tal cometido trae consigo la presencia de escenas plagadas de estereotipos que apelan también a la sensibilidad. Rumores sobre la existencia de terroristas y armas nucleares, la filmación de una joven victima de la guerra, marchas patrióticas, la movilización de un cuerpo de élite y el rescate del héroe patriótico atrapado tras líneas enemigas son un claro ejemplo.
Así como Christof da forma a un mundo para Truman, un gobierno americano fabrica una guerra para sus ciudadanos.
“Existe un instrumento extremadamente poderoso que ninguno de nosotros llegará jamás a regular; existen medios de comunicación que, a diferencia de los medios de producción, no son controlables ni por la voluntad privada ni por la de la colectividad. Frente a ellos, todos nosotros, desde' el director de la CBS y el presidente de Estados Unidos, pasando por Martín Heidegger, hasta el campesino más humilde del delta del Nilo, somos el proletariado.”[7]
A Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, se le atribuye la siguiente frase famosa: “Una mentira mil veces repetida…se transforma en una verdad”. De este modo, si los medios dicen constantemente que se produjo una guerra en Albania, lo más probable es que les creamos.
Ese es el verdadero poder del medio. Por eso hay tanta desesperación por poseer el control mediático, por comprar medios, por sobornar medios.
“Los medios informativos no sólo determinan en gran manera nuestra concienciación sobre el mundo en general por medio de su entrega de elementos primordiales para elaborar nuestras propias imágenes del mundo sino que también influyen sobre la prominencia de los elementos de esa imagen.”[8]
El filósofo José Pablo Feinmann en su reciente libro titulado “Siempre nos quedará París” presenta un simpático ejemplo del poder de los medios cuyo fragmento se encuentra aquí.
El mayor logro de la cinta consiste en permitir repasar muchas de las teorías sobre los efectos de los medios de comunicación.
A principios de la década del ´70 Maxwell McCombs y E. Shaw postularon, con rotundo éxito en el campo de la investigación sobre medios, la teoría de agenda-setting. En resumidas palabras establece que los medios informativos tienen la capacidad de instaurar el temario de discusión de los asuntos públicos.
El medio no decide por el público qué es lo que éste tiene que pensar u opinar sobre un hecho aunque sí decide cuáles son las cuestiones que van a estar en el temario o en la opinión pública.
"La prensa no tiene mucho éxito en decir a la gente qué tiene que pensar pero sí lo tiene en decir a sus lectores sobre qué tienen que pensar"[9]
Eco lo menciona de la siguiente manera: “No importa lo que se diga a través de los canales de comunicación de masas; desde el momento en que el receptor está cercado por una serie de comunicaciones que le llegan simultáneamente desde varios canales, de una manera determinada, la naturaleza de esta información tiene poquísima importancia. Lo que cuenta es el bombardeo gradual y uniforme de la información, en la que los diversos contenidos se nivelan y pierden sus diferencias”[10]
El argumento sigue la premisa de que si se manejan bien los hilos de la política, el espectáculo y los medios de comunicación, es posible lograr cualquier cosa. “Si no lo vio en televisión, es que nunca sucedió”, dicen en determinado momento de la película, una frase que crítica a la todopoderosa maquinaria.
Finalmente, el objetivo es alcanzado y el presidente termina siendo reelegido de forma contundente.
“Toda noticia que refleja actividad política y creencias, no sólo discursos y propaganda de campaña, tiene alguna relevancia sobre el voto. No solamente durante la campaña, sino también entre períodos, los mass media aportan perspectivas, conforman las imágenes de los candidatos y de los partidos, ayudan a destacar conceptos alrededor de los cuales se desarrollará una campaña y definen la atmósfera particular y las áreas de sensibilidad que marcan una campaña específica”[11].
“Mentiras que matan” cierra este breve repaso siendo de manera cínica y original la pieza más critica no solo del poder de los medios, sino de la política y la idiosincrasia de los norteamericanos.
Bibliografía:
COHEN, B. (1963), The press and foreign policy. Princeton, NJ, Princeton University Press.
Cucurella, Margarita “La opinión pública en Habermas”. Universidad de Barcelona 2001.
Eco, U., “El público le hace mal a la televisión”, en: Revista La Nación, 02/05/2004, pp. 26-27
Eco, Umberto. “Para una guerrilla semiológica”. En: www.nombrefalso.com.ar/index.php?pag=87. Consultado: 21/11/2011
Feinmann, José Pablo. “Siempre nos quedará París”. El cine y la condición humana. En “medios por todos los medios”. Capital Intelectual 2011.
Habermas, J.”Historia y crítica de la opinión pública”. Barcelona: G. Gilli, 1994
McCombs, M. , Influencia de las noticias sobre nuestras imágenes del mundo, En: Los efectos de los medios de comunicación. Investigación y teorías, Bryant, J y Zillmarn, D. (compiladores).


Universidad Nacional de Rosario
Postitulo en Periodismo y Comunicación 2011
Materia: Seminario de Actualización y Profundización
Trabajo Final
Alumno: Cristian Oliva




[1] Cucurella, Margarita “La opinión pública en Habermas”. Universidad de Barcelona 2001.
[2] Habermas, J.”Historia y crítica de la opinión pública”. Barcelona: G. Gilli, 1994.
[3] Eco, Umberto. “Para una guerrilla semiológica”. En: www.nombrefalso.com.ar/index.php?pag=87. Consultado: 21/11/2011.
[4] Feinmann, José Pablo. “Siempre nos quedará París”. El cine y la condición humana. En “medios por todos los medios”. Capital Intelectual 2011.
[5] Eco, Umberto. “Para una guerrilla semiológica”. En: www.nombrefalso.com.ar/index.php?pag=87. Consultado: 21/11/2011.
[6] Eco, U., “El público le hace mal a la televisión”, en: Revista La Nación, 02/05/2004, pp. 26-27.
[7] Eco, Umberto. “Para una guerrilla semiológica”. En: www.nombrefalso.com.ar/index.php?pag=87. Consultado: 21/11/2011.
[8] McCombs, M. , Influencia de las noticias sobre nuestras imágenes del mundo, En: Los efectos de los medios de comunicación. Investigación y teorías, Bryant, J y Zillmarn, D. (compiladores)
[9] COHEN, B. (1963), The press and foreign policy. Princeton, NJ, Princeton University Press.
[10] Eco, Umberto. “Para una guerrilla semiológica”. En: www.nombrefalso.com.ar/index.php?pag=87. Consultado: 21/11/2011.
[11] McCombs, M. , Influencia de las noticias sobre nuestras imágenes del mundo, En: Los efectos de los medios de comunicación. Investigación y teorías, Bryant, J y Zillmarn, D. (compiladores)

09 octubre 2011

NAHUEL MUTTI TENIA RAZÓN

Super 8 y la vuelta del Spielberg de los 80
El muchacho popularizado en una de las tantas novelas producidas por Cris Morena (Verano del ´98) tenía solo un sueño: quería ser director de cine. Pero ojo no cualquiera. No apuntaba específicamente a un Subiela o a un Favio, no…el muchacho tenia más ambición que mugre. Ambicionaba llegar a ser como Spielberg. Un Spielberg argentinizado, similar al Spielbergo de origen mexicano.
Por supuesto en la tira tenia menos manejo de cámara que clases de actuación en su haber, sin embargo su buen gusto es I-RRE-PRO-CHA-BLE.
¿Que hizo Spielberg hasta el 98 para ser digno merecedor del amor incondicional de Mutti? Pufffff lo mejor de su carrera.
Dirige Tiburón en el 75 y toca el cielo con las manos (su debut fue en el ’71 y en TV con “Duel” que merece por lo menos esta mención por que es una maravilla), en el 77 con “Encuentros cercanos del Tercer tipo” se consolida y a partir de allí fue una tromba. Indiana Jones, ET, El Imperio del Sol, Hook son claros ejemplos de este formidable recorrido.
La critica no dudo en bautizarlo como Rey Midas pues todo lo que tocaba parecía transformarlo en oro, incluso la yeta le paso de largo e instauro a su film número 13 como el mayor éxito de su carrera. El film no es otro que Jurasic Park.
Spielberg no solo era sinónimo de Blockbuster sino de altas dosis de aventuras. En determinado momento creció y ya con hambre de cosechar el reconocimiento final de la critica, dirigió títulos tales como La lista de Shindler (1993), Amistad (1997), Rescatando al Soldado Ryan (1998) y Munich (2005). Films gigantes y excepcionales, pero carentes de esa esencia que te lleva a verlos más de una vez cual si de capitulo de los Simpson se tratase.
Sus films del ´80 lo conseguian y Mutti claramente lo sabia.
Super 8
J.J.Abrahm nos trae en esta oportunidad, y de la mano de Don Spielgerg, como productor ejecutivo, Súper 8. Un film que ostenta desde la totalidad de su campaña marketinera el “titulo” de nostálgica. Una cinta emparentada desde el vamos con grandes éxitos de Amblin tales como ET y Encuentros cercanos del tercer tipo. Y la comparación no esta del todo mal.
Ahora bien ¿de que va?
El film centra su historia en un grupo de niños, habitantes de un pueblucho de Ohio a fines de los ´70, amantes todos ellos del cine y encaprichados en terminar en tiempo y forma un corto denominado “The Case”. A partir de esta tarea serán testigos de un impresionante choque de trenes “a lo Michael Bay”, del cuál saldrán todos ilesos, pero no solos…BUH!
A esto debemos sumar los ingredientes que seguramente nunca deberían faltar en una película donde abundan los jovenzuelos. Digamos aventura, acción y romance.
El púber prota en este caso es Joel Courtney (debutando en la gran pantalla) quien ha sufrido la temprana muerte de su madre, desprendiéndose de este hecho una casi inexistente relación con su padre. Indirectamente relacionada con la tragedia mencionada cobra protagonismo Alice (Elle Fanning) quien sirve de inspiración para los primeros toqueteos del muchacho y simultáneamente forma parte como actriz del corto.
Los chicos están demasiado bien, por lo menos ellos. El resto carece de importancia y ni siquiera aportan la cuota de humor tan latente en las producciones ochentosas.
El recuerda de alguna manera a Sean Astin en Goonies, razón por la que ya debería aflojarle a los postres y ella…ella es una Fanning, y con eso esta todo dicho.
La película es un relojito y verdaderamente no sorprende que funcione así puesto que las sorpresas son escasas y todo parece ubicarse donde debería. Tópicos tales como la perdida de un ser querido, la amistad, el amor y las relaciones padre e hijo están ahí, bien presentes.
Pero….
Existe un monstruo feo (bien feo)…de lo peorcito en cuanto a diseño que ha dado tanto la mente de Spielberg como la de Abraham, con él una segunda trama y con esta los primeros y prolongados bostezos.
J.J (y no el avioncito) nunca consigue fusionar correctamente ambas historias, brindando la sensación – sobre todo a medida que el clímax del film se acerca - de que las cosas pasan sencillamente porque sí. No existe razón alguna para que el prota y el bichazo logren alguna especie de vínculo. Sin embargo lo hacen.
¿Ahora bien como nos compensa Abrahms frente a esta falta? Con explosiones y en cantidades exageradas.

Allí donde deberíamos tomarle afecto al bicho existe una explosión y allí donde hay una buena actuación también se presentan. La tercera guerra mundial que desata sobre el mismísimo final es un claro ejemplo.
En definitiva, Súper 8 no esta mal. No es una obra maestra, ni mucho menos perfecta, pero sin dudas es un producto dignísimo y plagado de buenas intenciones. Una historia simple que en desafortunados momentos intenta complejizarse. Lo mejor: no es ni una secuela, ni una remake, ni una puta franquicia; algo que el creador de Lost nos tiene bastante acostumbrados. Bien por el entonces.

20 agosto 2011

Doña Antonia

La pava chifla. Lo ha hecho desde que tengo uso de razón. Lo hacia en casa de mi bisabuela, en casa de mi abuela y recurrentemente lo hace en la mía. Son esas cosas que vienen con la familia.
La pava chifla de generación en generación, al mismo tiempo que a gran parte de sus integrantes también les “chifla”. En este caso el moño.
La misma, lo hace habitualmente cerca de las 7 de la mañana y se toma licencia, al fin y al cabo se lo merece, los domingos en que suele hacerlo pasadas las 10.
Conozco íntimamente ese sonido y caprichosamente afirmo que es bien mió. Es sin duda el despertador más económico y eficaz que conozco. Sencillamente no existe sonido que logre igualarle, ni siquiera hacerle sombra. Es más creo fervientemente en que el día que en que los celulares se percaten de esto no habrá “ringtone” que se le resista.
A veces el sonido no esta y, debo reconocerlo, lo imagino. Cierro los ojos durante algunos minutos en la cama y trato de darle cuerpo al mismo. Existen mañanas en que despierto más adulto que de costumbre y ese juego me resulta esquivo. Casualmente son esas mañanas en las que suelo “levantarme con el pie izquierdo”.
El pitido da pie al mate y no al té, al Página y no a la Nación y a las tostadas en oposición a los bizcochitos de grasa. El requisito obligatorio es que las últimas deben ser caseras. Caseras como las de la nona.
Antonia falleció apenas cumplió los 90 años. Disfrute su compañía lo suficiente para advertir que como integrante de la familia era la que menos parentesco tenia con el histriónico chillido. Una persona calma, dulce y paciente.
El aroma de sus tostadas atravesaba el diminuto pasillo que nos separaba, y eran suficientes como para abarcar la totalidad del día. Mi bisabuela las preparaba religiosamente cada mañana y en cantidades abismales. En esa ocasión el “despertador” también anunciada la llegada de las mismas. Recuerdo correr durante años en su búsqueda.
Lo mejor era cuando de tostadas les quedaba poco y de morochas mucho. La culpa era compartida, pues mi hermano y yo, en cierta tarde de invierno, descubrimos que esa era la mejor excusa para perpetuar el momento. Mi nona las raspaba una a una con un viejo y desafilado tramontina al tiempo que recitaba alguna zamba propia de su Catamarca natal.
El tiempo paso, con el mi infancia y en algún momento, que no logro precisar, me aburrí de ellas ya con hambre de otras cosas.
Hoy el chillido y las tostadas se asemejan pero no son los mismos. En algunas ocasiones logran confundirme y ciegamente recorro hasta el cansancio ese estrecho pasillo.
Sin embargo allí no hay calma, ni dulzura ni paciencia.

09 agosto 2011

LOS DESAPARECIDOS

La primera en desaparecer fue Beatriz Oesterheld. Tenía 19 años. El 19 de junio de 1976 llamó por teléfono a su madre, Elsa, y la citó en la confitería Jockey Club de Martínez. Hacía mucho que no se veían y estuvieron hablando casi dos horas. Al despedirse, la joven fue hacia Villa la Cava, en San Isidro, donde —según la madre— militaba. Nunca llegó. Dos días más tarde, un desconocido se acercó a Elsa cuando estaba por subir al tren y le dijo que Beatriz había sido secuestrada por el ejército. Su madre fue a la policía y a Campo de Mayo, vio a jueces y sacerdotes, y presentó un hábeas corpus El 7 de julio fue citada en la comisaría de Virreyes y le dijeron que su hija había muerto junto con otros cinco chicos. Le dieron el cuerpo y la sepultó. El 4 de julio, Elsa de Oesterheld se enteró por los diarios que los militares habían matado a su otra hija, Diana, de 23 años y embarazada de seis meses, en su casa de Tucumán. Después mataron al marido de Diana. El hijo de ambos, Fernando, de un año, fue llevado a la Casa Cuna como NN. Luego se crió con los abuelos paternos. E1 secuestro de Héctor Germán Oesterheld fue en la Plata, el 27 de abril de 1977. Estuvo detenido en Campo de Mayo, también en El Vesubio —una cárcel clandestina de La Tablada—, y en un sector de la subcomisaría de Villa lnsuperable conocido como "Sheraton". Lo vieron con la cabeza vendada. Se cree que lo asesinaron en Mercedes. El 14 de diciembre de 1977, Estela (24 años} le escribió una carta a su madre para contarle otra tragedia: "Mamita, Marina hace un mes que no está con nosotros". Marina tenía 18 años y estaba embarazada de 8 meses. E1 día que despachó la carta, Estela fue asesinada junto a su marido.